El mundo pone etiquetas: fracasado, difícil, inconstante.
Incluso tú mismo a veces te defines por lo que no lograste,
por los intentos que quedaron a la mitad.
Pero Cristo no te reduce a tu pasado,
ni a tu presente.
Él te ve completo… aunque tú solo veas fragmentos.
Ve la semilla, aunque aún no brota.
Ve la flor, aunque aún no abres.
Ve el milagro, aunque tú solo veas ruina.
Su mirada es promesa.
Y si lo dejas, puede mirarte hasta que tú también creas en ti.
Fuente: Catholic.net